Reflexiones mundanas


Manifiesto de creencias de los naides

Oh, mis eternos Naides del alba y la pureza, he aquí los principios que nos  sostienen nuestra Revolución:

“Un ser en ebullición transforma la materia”

Primero se debe saber que a un Revolucionario lo rigen principios de amor. El conocido “Che” Guevara, sin ninguna pretensión de pedantería ni lógica de erudición, compartió en esas palabras lo que él realizó y transmitió a sus pares. En síntesis, sujetos movidos por amor, que además de ser grandes guerrilleros fueron seres de mucha humanidad.

“La sensibilidad es una premisa de los naides”

En el atardecer de lunáticas tardes grises, creo en el sol que alumbra mi ser.
Después todo se detiene y se cosifica en paisaje, en belleza, en reproducción, en copia, en similitud, en desgaste, en aburrimiento, en perversión, en sangre, en estado de salvajismo, en originalidad y circularidad. Mientras el valle, calmo y  lleno de amor, espera el agua de la montaña porque sabe que la pacha convierte la sonrisa en una mariposa.
Grita para subvertir el sonido de tu eco. Grita para creer como un naide.

“Una energía para sanar”

De la naturaleza aprendí muchas cosas, pero en la totalidad me sumergí, me dignifiqué me bañé de sentido, me escondí para que solo en la inmersión pueda transformarme. En la oscuridad del fondo del mar me desprendí de egos y pensamientos, me fui cubriendo de sentido y luz, me encontré callado y en blanco.
Devinieron de las profundidades del ser, las creencias libres de estructura y sistema. Me levante como pude y sólo abrí mis ojos llorosos, claros, sin intención como los de un payaso.
Respiro en la piedra de la sierra, cerca de los líquenes, y mi ser se dora con la pureza del aire.
Ahí se posó una abeja en los helechos, afilo sus dientes y devoró el alimento.
Apareció Fidel con su sonrisa inmensa, me reconoció energéticamente y lloró de emoción en un aullido hermano y amigo.

“El amor que ama es el amor libre de formas. Sólo el amor que conecta y une”

Todavía vibra en el sentido lo verdadero, lo sutil e intangible, lo pasional, lo voraz, lo lúdico y sexual. Dice Pascal Quignard que “el abrazo es un verdadero diálogo, donde todas las singularidades anatómicas se borran”. Y fue después de un largo viaje, de intensas vivencias, de notables aprendizajes que conocí a Karina. Pero, ¿Quien es Karina?. Tan sólo una chiquilina de 24 añitos, nacida en Puerto Rico, que actualmente vive en Colombia, psicóloga y con mucho compromiso social. Hasta ahí sólo presentaciones y un diálogo formal. La cuestión es sencilla, Karina escribía sus vivencias, sus aprendizajes del viaje, sus reflexiones, mientras nos cobija una conversación. El viaje se termina y sólo resta un saludo final. Ella me abraza de tal manera que nuestros seres se conectan con una fuerza inminente. Desde ese día el abrazo tiene otro sentido para mí. Su abrazo me asombró, me liberó, me enriqueció, me rebalsó, me unió en lo sensible de mi ser. Desde ahí mis abrazos se llenaron de amor.
Aún escucho el llanto de amor cuando Tania se aleja de la playa. Todo el amor que nos alimenta nos libera de las cárceles del pasado. Tampoco olvido tu amor vivo de verano cuando besaste mis mejillas con vehemencia y frotaste mis manos para calmar el frío. Son mis creencias más sentidas, intentan ser estas palabras una presentación del recuerdo.

“La palabra presente”

C.R.E.O: Capacidad recreativa de eternos osados.
 He leído mucho en este día. Pienso. No obstante, del recorrido sólo es buena esa parte, el haber transitado las palabras de los clásicos, los realistas, los surrealistas, los románticos, los líricos, los pensadores del pasado y el futuro. Del recorrido lo bueno ha sido recorrerlo. Por esto creo en la palabra y aquellos que le rindieron honor. Siempre creí en la odas ferales de Horacio, en la retórica de Frontón, en la gloria de Ovidio, en la Eneida de Virgilio, en la implicación de Vasconcelos, en el dolor de Macedonio Fernández, en la bestialidad de Armonía Sommers, en la gracia poética de Felisberto Fernández, en la perfección Borgeana, en los locos y sublimes como Walter González Penelas, Carlos Penelas, Martínez Estrada, James Joyce, Rene Char, en el autorretrato de su propia muerte del guerrillero Javier Heraud, en los heraldos Negros de Cesar Vallejos, sobretodo en la voz del comandante, del Che, en José Watanabe que hace de lo ínfimo un deleite y en Alfredo Quinteros, notable escritor y ajedrecista de las palabras, pero sobre todo en vos, delicada austríaca del amazona Clarice Lispector que suaviza el aire. Por las dudas y sino fui claro creo en los poetas y sus palabras que retumban en el aire y atraviesan el escrito. Esos poetas que con las palabras habitan los espacios, aquellos que nos emocionan, aquellos que nos dignifican, que nos subvierten desde los retos de la antigua baldosa.

 CREO EN ELLOS PORQUE ELLOS SON, HAN OCURRIDO, ESTÁN HABITANDO NUESTROS ESPACIOS, NUESTRAS SONRISAS.

 De todos el que más vivo esta en mí es Ismael Forese, poeta de mi pueblo, que a los 15 años me enseño latín, a amar la literatura y pensar de manera libertaria.  De todos, Ismael es con el que más conecté en vida y me deleité de historias. Él me repetía que cada mañana se levantaba a leer los clásicos, sobre todo los romanos y griegos, nunca entendí que movilizaba semejante acción. Repetía una y otra vez, despójate de todo y se feliz. Tiempo después leí a Ovidio, Virgilio, Paulo de Tarso, Homero y todo fue más claro. La totalidad es un sentido que implica nuestro carácter y ser. Con el tiempo cuando me levanto leo unas paginas de los clásicos y salgo a enfrentar la vida. Creo en esto, en lo vivo, en lo presente, en lo infinito de nuestros sentidos. En la sonrisa de cada mañana.




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