La milésima se empaca con el tiempo hasta la
médula.
Sabe que debe fluir en la secuencia. Ella sabe
que debe fluir en la secuencia como un saludo circunstancial o un beso parco.
En este tiempo y en conciencia la frecuencia es
el movimiento; el tiempo que supo pulir la danza o el ritmo que atribuye
sentido lírico al silencio.
En todo te pregunto:
¿Qué es comunicar?
¿Cómo se observa esta cuestión?
Desde lo cotidiano a lo abstracto.
Desde lo vulgar a lo sentido
Desde lo explícito a lo sutil
Desde el silencio a lo hablado
Desde lo personalizado
a lo neutral.
Un abuelo Quechua me dijo:
“Tu sabrás comprender, entender, aprehender lo
que digo sólo si puedes tener atención pura. Sólo acompañado de la precisa y
calma brisa del parque”.
En lo sutil se comprende la voz, lo que
naturalizamos, lo bello y hermoso de ser.
Pasa un pensamiento furtivo y turba, el cual
dice:
¿Qué es comunicar?
¿Cómo pienso esta cuestión?
Sólo será una posibilidad potencial que transita
la idea soberana de actuar y sentir.
Vaya paradoja; ¿se siente o actúa?. ¿Se produce
o acaricia la belleza?. La emoción es el registro más intenso de nuestras
vivencias. La emoción es ser y apilar vivencias que estimulen el despertar.
Así se transitan los días, y el tiempo es una
manifestación presente.
Ayer como otros tantos martes asistí a una
audiencia radial donde con el conductor se fluye el presente y vuestros devenires.
El programa del cual participo es único e
irrepetible. No hay dos iguales dado que el mismo permite y se da el espacio a
sentir, vivir lo que dicte el corazón.
La música, la poesía ahí coexisten, persisten y
habitan el espacio por un tiempo de dos horas.
Están vivas y tienen sentido.
Todo camina por la incertidumbre de lo no
escrito. Pero vive el instante y es un acto presente que comunica.
Y les pregunto a modo de interpelación:
¿Qué es comunicar?
¿Y qué comunican?
¿Y qué comunican?